Internet y los jóvenes, cómo interactúan, qué efectos causan en sus relaciones sociales o las ventajas para los docentes, es un debate que está muy vivo en la sociedad. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada cuatro personas sufre trastornos de conducta relacionados con las nuevas adicciones, es decir, cuando la afición interfiere en la vida cotidiana o cuando se practica por necesidad, en lugar de para pasarlo bien.
Todavía deberán pasar algunos años hasta que podamos entender con rigor científico los problemas que genera la sociedad hiperconectada. Las nuevas generaciones son las más vulnerables y las preocupaciones deberían ir más allá de lo que se comparta en WhatsApp, Snapchat o el darse de alta en redes como Tinder.
Un uso excesivo de dispositivos de conexión a Internet para los menores de 12 años pueden suponer sedentarismo, alteraciones del sueño en función de los horarios y qué estén visionando, bajo rendimiento escolar, déficit de atención o adicción manifestada a través de enfados cuando no lo usan como ellos estiman. Pero en la misma medida que podría suceder con la televisión o el uso de consolas y vídeo juegos.
Añade a la ya extensa lista de cuidados como progenitores un uso adecuado de la Red. Potencia el deporte, la lectura y el desarrollo de buenas habilidades sociales. Y descubre, juntos, todo lo que Internet puede ofrecerles.
Editado originalmente en la Revista Océanos
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