El Proyecto Armiga nace de un sentimiento perdido en la nueva generación de videojuegos. Muchos somos los que miramos con nostalgia a los antiguos Spectrum, Amstrad o MSX. Los emuladores desde mediados de los 90 nos devolvieron a aquellos años donde triunfábamos jugando a 1942 o cuando nos transformábamos en boina verde con Green Beret. ¿Pero y las antiguas sensaciones? Introducir un cartucho o un disquete y, sobre todo, aquella sensación que daba usar la propia máquina. Uno de aquellos dispositivos mágicos fue el Commodore Amiga 500 y Armiga nos brinda la oportunidad de disfrutarla.
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